Ejemplo de Tecnociencia

El término tecnociencia se ha usado desde hace algunos años, para identificar la investigación encaminada a la creación de productos y satisfactores, realizada especialmente diseñados y financiados por las empresas.

Desde sus orígenes, la ciencia y la tecnología tuvieron ámbitos diferentes de compresión y estudio, los cuales, con el paso del tiempo y las necesidades, sobre todo industriales se han conjuntado en un solo ámbito de investigación al que se le ha llamado tecnociencia. Este término también se usa para hablar del estado de la evolución de la ciencia, y que en la actualidad es en el que se desenvuelve la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Para comprender mejor lo que es la tecnociencia, podemos estudiar sus antecedentes en los dos conceptos mencionados antes, es decir, por campos de aplicación y por evolución científica.

Campos de aplicación

Hablando por los campos de aplicación, podemos distinguir como antecedentes, la ciencia y la tecnología.

La ciencia se ocupa de observar y comprender los fenómenos y encontrar una explicación del cómo y por qué suceden, para lograr un conocimiento. Para lograr esta comprensión, se han aplicado muchos métodos, desde la observación y la interpretación empírica o filosófica, hasta el desarrollo del método científico experimental, el que permite elaborar una hipótesis, conocer los factores variables, la reproducción del experimento, en algunos casos, la corrección de las hipótesis, para finalmente encontrar y enunciar leyes y teoremas que explican fenómenos naturales y sociales.

Por su parte, la Tecnología es la aplicación de conocimientos y recursos materiales dirigida a solucionar un problema práctico o inmediato. La tecnología abarca la creación de herramientas, desde las más básicas como el martillo o el arado, hasta más complejas, como los robots que funcionan en las plantas armadoras de automóviles, por ejemplo. Si bien en los avances tecnológicos se aplican conocimientos científicos (leyes de la física, química y matemáticas), no podemos hablar todavía de tecnociencia, ya que aún no existe una colaboración entre científicos y técnicos o ingenieros.

Evolución científica

En cuanto a la evolución de la ciencia, podemos distinguir dos estados previos: la pequeña ciencia y la gran ciencia o megaciencia.

Pequeña ciencia, se denomina a todos los descubrimientos científicos obtenidos a través del tiempo por científicos aislados o grupos pequeños, que trabajan con sus propios recursos, o a veces, ayudados por algún mecenas, y cuya finalidad o resultado final, es la obtención de conocimiento y la comprensión de fenómenos naturales y sociales.

La gran ciencia o megaciencia es el paso evolutivo en el que varios científicos de áreas diversas de conocimiento colaboran en un proyecto común. Esto permite un rápido avance e intercambio de conocimientos que permiten alcanzar el objetivo planteado. Además de esto, cuentan con recursos públicos proporcionados por el gobierno. Se considera que el primer proyecto de este tipo fue financiado por el gobierno de los Estados Unidos, para crear la bomba atómica. Es el llamado Proyecto Manhattan. Otros proyectos de este tipo fueron los aceleradores atómicos del MIT y de la Universidad de Berkley, y el proyecto de desarrollo de la computadora ENIAC.

Tecnociencia

Con este concepto se identifica el estado actual de la evolución científica y el desarrollo tecnológico, cuyos antecedentes esbozamos arriba.

En este estado, siguen funcionando los equipos interdisciplinarios de científicos, ingenieros, administradores, contadores y mercadólogos, cuyo trabajo conjunto está encaminado a la creación, mejora e innovación de productos industriales. Su principal fuente de financiamiento son las empresas para quienes trabajan, las cuales también incentivan la difusión de publicación de los conocimientos logrados. Este es un punto importante, ya que desde principios del siglo XX ya existían grandes industrias, como el caso de Dupont, que tenía equipos de ingenieros y científicos, y lograron algunos desarrollos como el teflón o el nylon, sin embargo, estos descubrimientos fueron patentados y conservados como secretos industriales. En la tecnociencia, aunque también se patentan los descubrimientos e inventos, estos sí se publican en revistas y literatura especializada, con el fin de conseguir más personas interesadas en invertir su dinero en esas industrias, que generalmente cotizan en la bolsa de valores.

La tecnociencia está basada en tres principios básicos:

Investigación. Es la parte científica, encargada de encontrar y aplicar conocimientos científicos para desarrollar nuevos materiales, procedimientos y formas de hacer las cosas.

Desarrollo. Esta es la parte técnica, en la que los ingenieros aplican los nuevos conocimientos para que puedan ser aplicados en forma práctica, como productos o herramientas. Tenemos que tener en cuenta que tanto científicos como ingenieros no actúan por separado, sino que colaboran para estudiar un problema concreto, y ver en qué grado es posible aplicar o resolver la situación.

Innovación. La innovación se refiere no solamente a que el producto final resulte novedoso y atractivo, sino también a que mejore la eficiencia respecto a modelos anteriores o a lo ofrecido por otras marcas o industrias.

Sentido ético

Las innovaciones tecnocientíficas, como producto del interés empresarial, están encaminadas a lograr ganancias económicas, y se aplican en todos los ámbitos, desde productos de limpieza o herramientas domésticas, hasta la fabricación de armas de destrucción masiva. En este sentido generalmente se considera que no son buenas o malas, sino que esta condición está relacionada al uso y los fines que le den sus compradores (personas o gobiernos). Además, durante mucho tiempo tampoco se tomaba en consideración sus efectos en el medio ambiente, como fuentes de contaminación.

Sin embargo, durante el siglo XXI nos hemos hecho conscientes de que muchos de estos productos y avances, afectan el medio ambiente, la salud y seguridad de las personas, por lo que se han establecido códigos de ética y legislaciones, que prohíben ciertos tipos de experimentos, o que obligan a que los nuevos productos y sus subproductos o desechos, sean amigables con el medio ambiente.

Algunos ejemplos de este tipo de leyes, son las que prohíben la clonación humana, el protocolo de Kyoto para reducir las emisiones contaminantes, y las que limitan el uso de organismos genéticamente modificados.

Ejemplos de tecnociencia

Uno de los grandes avances de la tecnociencia es la decodificación del genoma y la ingeniería genética. Aquí los científicos, ayudados de equipos cada vez más sofisticados y precisos, han logrado aislar y comprender la función de cada uno de los fragmentos de información contenidos en el Ácido Desoxirribonucleico (ADN), tanto de animales y plantas, así como del ser humano. Esto ha permitido utilizar la tecnología para eliminar y sustituir un gen, cambiarlo por otro, y así obtener un organismo genéticamente modificado, el cual puede ser resistente a enfermedades o plagas, tener frutos más grandes, o ser resistente a un clima diferente al del lugar donde proviene.  En el aspecto ético, la mayoría de los gobiernos y grupos de científicos se han manifestado en contra de la manipulación genética del ser humano, a pesar de que algunos plantean la posibilidad de una mejora humana a través de este procedimiento (eugenesia genética).

Otro ejemplo de la tecnociencia es el desarrollo de los automóviles inteligentes. Desde los años 90 del siglo XX se han incorporado sistemas de cómputo que controlan varias funciones del automóvil (Cantidad de combustible en los inyectores, control de presión de las llantas, limitación de velocidad máxima), y cada vez se incorporan más ayudas electrónicas (frenos ABS, control de tracción, controles de estabilidad), así como la incorporación de sistemas de navegación por GPS, comandos de voz y piloto automático. Junto con los aspectos de mejoras de la conducción, también son importantes los relacionados con el medio ambiente. En este sentido la tecnociencia trabaja para que los automóviles que utilizan combustibles fósiles (diésel, gas y gasolina), trabajen en forma más eficiente y produzcan menos contaminantes, y los vehículos híbridos y eléctricos, tengan una mayor autonomía en sus recorridos.