Ejemplos de Poemas Con Hipérbole
La hipérbole es una figura retórica que se basa en la exageración; consiste en expresar una realidad de forma agigantada, poco realista, para de esta forma resaltar alguna cualidad, situación o característica; de esta forma se logra enfatizar una idea y generar mayor expresividad.
Como cualquier figura retórica, la hipérbole se basa en un uso figurado del lenguaje; es decir, lo que expresa no debe ser tomado en un sentido literal; por ejemplo, analicemos un par de hipérboles:
Por ejemplo:
- “Eres tan hermosa que detienes el tiempo con tu andar”: esta hipérbole no se puede entender literalmente (una persona no es capaz de detener el transcurso del tiempo); la exageración funciona para resaltar la hermosura y la capacidad que tiene de captar miradas.
- “Aquel dolor eran como mil agujas clavadas en el pecho”: esta hipérbole no se puede entender literalmente; se exagera la cantidad de agujas y la comparación, para dar a entender la magnitud del dolor que se siente.
La hipérbole es una figura de pensamiento, lo cual quiere decir que para expresar su sentido se basa en el significado de las frases; en este caso, en expresar un sentido excesivo o enaltecido.
Contenido del artículo
- • 10 Ejemplos de poemas con hipérbole:
- • 1. A un amor…
- • 2. “Hipérbole a los pies de su dama” de Lope de Vega
- • 3. Este dolor…
- • 4. “Es verdad” de Federico García Lorca
- • 5. Poema a su belleza
- • 6. “Primero sueño” (fragmento) de Sor Juana Inés de la Cruz
- • 7. “Perfección fugaz” de Elías Nandino
- • 8. “A Emma” de Alfonsina Storni
- • 9. “La imperial de Otón” (fragmento) de Lope de Vega
- • 10. “Elegía” de Miguel Hernández
10 Ejemplos de poemas con hipérbole:
En cada uno de los siguientes ejemplos de poemas, se resaltará en negritas la hipérbole:
1. A un amor…
Vencería las más grandes batallas
por poder estar un día más a tu lado,
por alargar los instantes en diluvios interminables,
gotas de rocío que crecen como ramas,
creando una fortaleza inquebrantable
del tamaño de mil universos.
Pasaría más de una vida contemplando tu belleza,
abrumado por los días que acarician tu rostro,
cegado por la luminosidad de las farolas
que me pronostican siempre la llegada a tierras serenas.
Dormiría una eternidad para soñar con la forma
en que tus cabellos se mecen en una caminata de atardecetes rojizos,
con nuestros pies mezclando la arena,
la vida que emerge de las raíces, del agua
intranquila y de los espejos cristalinos de las olas sobre nuestros pechos,
un instante capturado.
Eres lo más hermoso que ha creado el universo,
la vida me dio estos ojos para contemplar lo inimaginable,
y soy el único capaz de entrever la belleza
que guardas en tus hombros,
las alas que conquistan mil países y mil mares,
Y aquí estoy, frágio e inocente,
contemplando al más bello ser del universo.
2. “Hipérbole a los pies de su dama” de Lope de Vega
Juanilla, por tus pies andan perdidos
más poetas que bancos, aunque hay tantos,
que tus paños lavando entre unos cantos
oscureció su nieve a los tendidos.
Virgilio no los tiene tan medidos,
las musas hacen con la envidia espantos;
que no hay picos de rosca en Todos Sa[n]tos
como tus dedos blancos y bruñidos.
Andar en puntos nunca lo recelas,
que no llegan a cuatro tus pies bellos,
ni por calzar penado te desvelas.
Que es tanta la belleza que hay en ellos,
que pueden ser zarcillos tus chinelas
con higas de cristal pe[n]dientes dellos.
3. Este dolor…
Este dolor como fuego que consume toda el agua de los mares,
que nace en el pecho y se propaga por las venas hasta mi pensamiento,
y me postra en el suelo, arrastrando cualquier sueño,
la ilusión de nuevos días se ha escapado por las fisuras,
y me quedé sin nombre, sin abrigo, sin refugio.
Este dolor es el eco de las profundidades del océano,
se alimenta de criaturas despiadadas que buscan cualquier momento para
clavar a dentelladas, para absorber el miedo y beber
de la fragilidad de un alma destrozada.
Este dolor duele más que el dolor mismo,
duelen miles de rayos abatiendo el mismo corazón,
y me refugio en un pasado que jamás volverá a hacerse presente,
me refugio en el pensamiento de tu nombre en mis desvelos,
y pronuncio todo aquello que nos dijimos en secreto,
y me duelen los sueños en cada poro del cuerpo.
4. “Es verdad” de Federico García Lorca
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
5. Poema a su belleza
Su belleza deslumbra a los jardines,
el sol se vuelve opaco en su presencia,
y no hay manera de que se le compare criatura alguna,
cuando parpadea y se asoman esos ojos de un azul enigmático.
No hay manera de opacar su belleza,
si es más bella que la belleza misma,
y en su pecho crecen las flores exóticas
de las que nacieron las primeras diosas,
es su belleza la cuna de las estrellas,
el brillo de las luciérnagas en una noche tranquila.
Es su belleza el más poderoso hechizo,
un milenario refugio para los más desamparados,
porque tan solo con mirarla el alma se cura
de heridas que creía que no existían, y las piezas
del universo comienzan a encajar una a una.
6. “Primero sueño” (fragmento) de Sor Juana Inés de la Cruz
El viento sosegado, el can dormido,
éste yace, aquél quedo
los átomos no mueve,
con el susurro hacer temiendo leve,
aunque poco, sacrílego ruïdo,
violador del silencio sosegado.
El mar, no ya alterado,
ni aun la instable mecía
cerúlea cuna donde el Sol dormía;
y los dormidos, siempre mudos, peces,
en los lechos lamosos
de sus obscuros senos cavernosos,
mudos eran dos veces;
y entre ellos, la engañosa encantadora
Alcione, a los que antes
en peces transformó, simples amantes,
transformada también, vengaba ahora.
En los del monte senos escondidos,
cóncavos de peñascos mal formados
--de su aspereza menos defendidos
que de su obscuridad asegurados--,
cuya mansión sombría
ser puede noche en la mitad del día,
incógnita aun al cierto
montaraz pie del cazador experto,
--depuesta la fiereza
de unos, y de otros el temor depuesto--
yacía el vulgo bruto,
a la Naturaleza
el de su potestad pagando impuesto,
universal tributo;
y el Rey, que vigilancias afectaba,
aun con abiertos ojos no velaba.
7. “Perfección fugaz” de Elías Nandino
Pinté el tallo,
luego el cáliz,
después la corola
pétalo por pétalo,
y,
al terminar mi rosa,
la induje
a soñar su aroma.
¡Hice la rosa perfecta!
Tan perfecta,
que al día siguiente
cuando fui a mirarla,
ya estaba muerta.
8. “A Emma” de Alfonsina Storni
No sientas que te falte
el don de hablar que te arrebata el cielo,
no necesita tu belleza esmalte
ni tu alma pura más extenso vuelo
No mires, niña mía,
en tu mutismo fuente de dolores,
ni llores las palabras que te digan
ni las palabras que te faltan llores.
Si brillan en tu faz tan dulces ojos
que el alma enamorada se va en ellos,
no los nublen jamás tristes enojos,
que todas las mujeres de mis labios,
no son una mirada de tus ojos...
9. “La imperial de Otón” (fragmento) de Lope de Vega
Noche la más oscura que se ha visto,
mucho os debe el temor que el alma siente;
mas ¿qué milagro, si mi sol ausente
se traspuso del polo de Calixto?
Si la eterna con lágrimas conquisto,
cúrele celestial vivo y presente;
pero naturaleza no consiente
la justa muerte que el amor resisto.
De sombra en sombra voy, de pena en pena,
de un paso en otro hasta le postrero paso,
llevando sobre el hombro la cadena;
mas como me defiendo, es cierto caso
que la fin ha de acabar con mano ajena
la triste vida y el dolor que paso.
10. “Elegía” de Miguel Hernández
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón
Sijé con quien tanto quería).
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
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¿Cómo citar? Rodríguez, J. & Del Moral, M. (s.f.). Ejemplos de Poemas Con Hipérbole.Ejemplo de. Recuperado el 13 de Junio de 2024 de https://www.ejemplode.com/41-literatura/5180-ejemplo_de_poemas_con_hiperbole.html