Ejemplos de Poemas Con Anáfora
La anáfora es una figura retórica en la que se repiten una o varias palabras al principio de un verso o de una frase que compone un poema. Recordemos que las figuras retóricas son recursos literarios que tienen como finalidad hacer un uso estético del lenguaje. Las anáforas, además, son figuras de dicción, que se basan en la alteración de la sintaxis de las frases.
En el caso de las anáforas, su finalidad es crear sonoridad y ritmo, así como enfatizar las palabras que se repiten para crear un cierto significado dentro del poema. Estas palabras que se van repitiendo generarán un significado más enfático en ese término, y el efecto es diferente al que se generaría si se cambiaran las frases.
Por ejemplo:
¡Oh, amor! Cómo dueles en el alma.
¡Oh, amor! Cómo extraño tu llegada.
¡Oh, amor! No sé qué haré sin tu mirada
Alto volaron sus ilusiones hasta abrir nuevas fronteras,
alto pasó su olvido por el alma vuestra,
alto llegó a perderse entre cordilleras,
alto dejó su aliento en nuestros cegados pensamientos.
Como podemos ver, la anáfora siempre se coloca al principio de los versos o las frases. Por el contrario, existe otra figura llamada epífora, la cual también consiste en la repetición de palabras, pero estas se colocan al final de cada verso.
Contenido del artículo
- • 10 Ejemplos de poemas con anáfora:
- • Amor mío
- • Rima XXXVII de Gustavo Adolfo Bécquer
- • ¿Sabes?
- • Fuente ovejuna (fragmento) de Lope de Vega
- • Ya besando unas manos cristalinas de Góngora
- • No quiero de Ángela Figuera Aymerich
- • Nunca
- • A Kempis de Amado Nervo
- • Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan de Miguel de Unamuno
10 Ejemplos de poemas con anáfora:
Con negritas se resalta la anáfora en cada uno de los siguientes ejemplos:
- Definición de amor de Francisco de Quevedo
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.
Amor mío
Amor mío, el cielo se ha sentado sobre tu mirada,
Amor mío, las olas del universo nacen en tu boca,
Amor mío, tienes el sol más sereno en tus pupilas.
Llora mi alma por la fuga de vida que se ha quedado en tus manos,
Lloran mis ramas por el verde de tus hojas marchitas,
Llora la herida en silencio por tu adiós,
Llora la noche por extrañar tu respiración,
Lloran las manos que no saben qué tomar.
Amor mío, serás el cielo que despeje mis recuerdos oscuros,
Serás un fuego que se evoque en las noches más tristes,
Serás de día mi suerte y de noche mi tormento,
Serás las rutas que marcan el mapa de mi camino interior
Rima XXXVII de Gustavo Adolfo Bécquer
Antes que tú me moriré; escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo con que abrió tu mano
la ancha herida mortal.
Antes que tú me moriré; y mi espíritu,
en su empeño tenaz,
se sentará a las puertas de la muerte,
esperándote allá.
Con las horas los días, con los días
los años volarán,
y a aquella puerta llamarás al cabo...
¿Quién deja de llamar?
Entonces, que tu culpa y tus despojos
la tierra guardará,
lavándote en las ondas de la muerte
como en otro Jordán;
allí donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar;
allí donde el sepulcro que se cierra
abre una eternidad,
todo cuanto los dos hemos callado,
allí lo hemos de hablar.
¿Sabes?
¿Sabes lo que hay detrás de un pensamiento,
que lento se desvanece en generaciones perdidas?
¿Sabes lo que se esconde tras una lágrima perdida,
que como un arroyo se filtra por la tierra para volver a dar vida?
¿Sabes qué existe detrás de los pensamientos ocultos
bajo los párpados de un niño pequeño?
¿Sabes lo que existe al final del universo, en la esquina
de cada uno de los últimos suspiros del mundo?
¿Sabes cómo entrar en el naufragio de los segundos
que jamás podrán volver a hacerse presentes?
Fuente ovejuna (fragmento) de Lope de Vega
Las señales de los golpes,
¿no se ven aquí, y la sangre?
¿Vosotros sois hombres nobles?
¿Vosotros padres y deudos?
¿Vosotros, que no se os rompen
las entrañas de dolor,
de verme en tantos dolores?
Ovejas sois, bien lo dice
de Fuenteovejuna el hombre.
Dadme unas armas a mí,
pues sois piedras, pues sois bronces,
pues sois jaspes, pues sois tigres...
Ya besando unas manos cristalinas de Góngora
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.
No quiero de Ángela Figuera Aymerich
No quiero
que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile el aliento.
No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.
No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.
No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.
No quiero
que el labriego trabaje sin agua
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.
No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes
camisetas de punto y cuadernos.
No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas
que en los trajes se pongan señales.
No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles
que jamás se fabriquen fusiles.
No quiero
que me manden Fulano y Mengano,
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos
que decreten lo que es poesía.
No quiero amar en secreto,
llorar en secreto
cantar en secreto.
No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO…
Nunca
Nunca he querido a nadie más que a ti,
Nunca he esperado de la vida mas que tus días junto a los míos,
Nunca sabrán mis manos de otro secreto que no aniden las tuyas,
Nunca abriré mis sueños a otros paisajes que no estén pintados por tu vida,
Nunca será la vida la misma si no estás tú.
A Kempis de Amado Nervo
Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!
¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!
Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grandes ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!
Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...
huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...
¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!
Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan de Miguel de Unamuno
Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,
hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,
hay ojos que ríen -risa placentera,
hay ojos que lloran -con llanto de pena,
unos hacia adentro -otros hacia fuera.
Son como las flores -que cría la tierra.
Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,
los que están haciendo -tu mano de hierba,
me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,
me ríen rientes -risa placentera,
me lloran llorosos -con llanto de pena,
desde tierra adentro, -desde tierra afuera.
En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,
vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,
en tus ojos muero, -mi casa y vereda,
tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra.
¿Cómo citar? Rodríguez, J. (s.f.). Ejemplos de Poemas Con Anáfora.Ejemplo de. Recuperado el 13 de Junio de 2024 de https://www.ejemplode.com/41-literatura/5176-ejemplo_de_poemas_con_anafora.html