Ejemplo de Narración Histórica

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La narración histórica o narrativa histórica es aquella narración que se refiere a un hecho histórico, que son relatados por un narrador, (generalmente un narrador omnisciente, en especial en libros encausados a la enseñanza), quien nos hace conocer los hechos, ya sea uno un lector o un oyente. Así también es común la narrativa histórica mediante la voz narrativa de un personaje ficticio, o de uno real, por cuya vos, se narren los hechos sucedidos en un determinado periodo histórico. Estas dos últimas facetas de la narración histórica, suelen plasmarse con frecuencia en novelas históricas y en documentales, usando recursos literarios en la prosa, con lo que se puede dar una impresión de realismo a un texto narrativo o a una narración histórica (como por ejemplo las narraciones históricas que suelen hacerse en los documentales).

Las narraciones históricas se caracterizan tanto por basarse en fuentes historiográficas, bibliográficas, emerográficas y demás, como por apoyarse en ciencias como la arqueología, la geografía, la antropología, y disciplinas como la numismática, la cronología, la cartografía, la filología, la lógica, y utilizar herramientas propiamente científicas, como cuando se realizan análisis químicos, de radio carbono, etc., ciencias con las que se fundamentan las investigaciones para realizar las narraciones históricas, lo que le da un carácter científico-fidedigno, a lo narrado. Aunado a esto se pueden observar varias formas propias de la literatura, lo que le da un enfoque humanístico, entrando así al conjunto de las artes, al formar un género de la literatura.

Para realizar una narrativa histórica, lo primero que se hace es seleccionar un tema histórico en particular e investigar la información referente al tema, como acontecimientos, fechas, lugares, etc., y en el caso de que se pretenda utilizar a un narrador que participe de alguna manera en los hechos, se introducirá al mismo personaje (ficticio o real), de forma acorde con los datos históricos reales, recabados para la narrativa.

Ejemplo de narración histórica utilizando un personaje ficticio:

Corría el año de 1915, cuando durante la revolución se sucedió la batalla de Celaya, yo tendría ocho o nueve años, no lo sé con exactitud, el caso es que yo, a escondidas de mis padres, junto con otros chiquillos, me acerqué al lugar de la batalla que había concluido ayer, vi varios cuerpos que colgaban de los árboles, pues al terminar la batalla habían colgado a los prisioneros, no podía distinguir los rostros de aquellos que habían muerto y habían sido colgados, pues nonos acercamos tanto como para ver a detalle, pues el miedo nos había sobrecogido. Ya que al ver desde lejos, como se les salían los ojos y las lenguas de los ahorcados, nos llenaba de temor el acercarnos, no sabíamos a ciencia cierta quienes eran los colgados, pero sí sabíamos que eran de nuestro pueblo, pues casi todos los jóvenes se habían a listado para entrar en la revolución hacia casi un año, adhiriéndose a las tropas del general Villa. Creían que ganarían pues eran valientes y buenos jinetes y tiradores, pero no contaban con que los pelones traerían ametralladoras, con las que barrieron las filas de las tropas que se lanzaron valientemente a la carga. En esa ocasión Celaya se tiñó de rojo, quedando como vencedor el general Álvaro Obregón quién había puesto soldados con ametralladoras y alambradas, para detener a la caballería de Villa. (José Juan Pedro López Pérez, “personaje Ficticio”).

Ejemplo de narración histórica en donde el narrador es omnisciente y no un personaje:

En abril de 1913 con nueve hombres solamente, luego de haberse escondido en territorio estadounidense, Francisco Villa regresa a México para unirse a la revuelta que siguió a la muerte de Francisco I Madero, para luchar en contra del presidente Victoriano Huerta. Ya afines de septiembre de 1913, había logrado integrar buena parte de su llamada “división del norte”, con varios miles de hombres, habiendo obtenido recursos de diversas formas, y comprado armas en estados unidos, tomando al poco tiempo la ciudad de torreón Coahuila, con lo que caen en su poder, los trenes que ahí había. Lo que facilitó el transporte y la movilidad de sus tropas, por una amplia zona del norte del país, lo que le dio una gran ventaja para la toma de ciudad Juárez, mediante una serie de estratagemas que le dieron una gran fama entre sus hombres y lo dieron a conocer en México y el mundo, como gran caudillo y estratega. Mientras avanzaba con sus tropas en los trenes, y al ir llegando a las sucesivas estaciones de telégrafos que se encontraban en las poblaciones a que llegaba, se hacía pasar por el comandante del tren (comandante del ejército federal que pedía instrucciones mediante el telégrafo a ciudad Juárez). Al poco tiempo llegó a dicha ciudad, en la noche del quince de noviembre de 1913, dando la orden de tomar la ciudad, que se encontraba desprevenida, tomando a las tropas federales por sorpresa, toda vez que gran parte de la guarnición aún dormía, ganando la batalla rápidamente. (Segunda Toma de Cd. Juárez por francisco Villa 15 de Noviembre de 1913).

Ejemplo de narración histórica de un personaje real:

…”Mi pequeño servicio de información secreta nos aseguró, al cabo de unos días, que Benito Mussolini se encontraba en un hotel de montaña situado al pie de la cumbre del Gran Sasso.

A partir de aquel momento trabajamos febrilmente para recoger todos los datos y mapas que pudieran orientarnos sobre la topografía del terreno de aquella zona. Con gran consternación nos enteramos de que el hotel en cuestión fue terminado cuando estalló la guerra, por lo que no figuraba en ninguna clase de mapas. La única información que pudimos obtener al respecto fueron las descripciones de un alemán que vivía en Italia y que, el año 1938, había pasado sus vacaciones de invierno en él, entonces, recién inaugurado hotel. También pudimos hacernos con otras informaciones por medio de un folleto publicado por una agencia de viajes, que describía, con todo lujo de detalles, las delicias de aquel paraíso para esquiadores.

No obstante, tuvimos que reconocer que los datos obtenidos eran insuficientes para orientarnos y llevar a cabo una operación militar tan arriesgada y de tanta importancia. Era absolutamente necesario que pudiésemos contar con algunas fotografías aéreas de toda aquella zona. Por ello, a primera hora del miércoles 8 de septiembre de 1943, el Alto Mando puso a nuestra disposición un avión dotado de cámara fotográfica automática. En aquel vuelo, tan importante y decisivo, fui acompañado por mi ayudante personal y por un oficial del Servicio Secreto (I–C), al que pensábamos confiarle una misión en nuestras ulteriores operaciones.

Temprano, por la mañana, viajábamos en vehículos pesados por carreteras flanqueadas por olivares o huertos frutales, en dirección a la costa, pues precisamente en la costa estaba el aeropuerto de Roma, Pratica di Mare, del que pensábamos despegar. El "tesoro" de la aviación alemana, un "He–111", nos recibió a bordo. Tomamos altura inmediatamente. No ignorábamos que nuestro vuelo debía ser desconocido para los italianos. Decidimos, por ello, inspeccionar la topografía de los Abruzzos desde 5.000 metros de altura. Hasta llegamos al extremo de no informar al piloto de la misión que estábamos cumpliendo. Le hicimos creer que teníamos la intención de tomar unas cuantas fotografías de varios puertos del Adriático.

Cuando estuvimos a treinta kilómetros de nuestro punto de destino decidimos tomar las primeras fotografías con la cámara que llevábamos a bordo. Cuando quisimos hacerlo nos dimos cuenta de que las instalaciones fotográficas del aparato se habían helado como consecuencia del frío reinante en aquellas alturas, por lo que tuvimos que renunciar a nuestra gran cámara tomavistas. Afortunadamente disponíamos de un pequeño aparato fotográfico de mano y lo utilizamos.

Como llevábamos los uniformes del "Africa Korps", padecimos mucho a causa del frío. No podíamos permitirnos el lujo de abrir el abombado techo de cristal del aparato, durante el vuelo; por ello, tuvimos que romper un gran segmento de cristal inastillable, con objeto de poder disponer de un hueco por el que sacar nuestra cámara. Nuestro improvisado observatorio obligaba al fotógrafo a tener la cabeza, los hombros y los brazos fuera de la carlinga del aparato.

¡Nunca habría imaginado que el aire fuera tan frío y el viento tan fuerte! Dije a mi ayudante que me agarrase fuertemente por las piernas y, seguidamente, saqué por el boquete recién abierto todo mi torso, ligeramente cubierto por el uniforme de verano. Vi que estábamos volando sobre nuestro objetivo, el hotel de montaña; a nuestros pies, el "Campo Imperatore", un gran edificio construido en plena montaña, rodeado por las empinadas cumbres del Gran Sasso, que se elevaban a dos mil metros sobre el nivel del mar. Inmensas rocas de color parduzco, grandes acantilados, picos cubiertos de nieve tardía, y unos cuantos prados se extendían allá abajo.

En aquellos momentos, volábamos sobre el edificio que tanto nos interesaba. Aproveché la ocasión para sacar la primera fotografía. Tuve que dar varias vueltas al dispositivo del mando de placas, muy duro por cierto, para preparar la cámara para la segunda toma de vistas. Aquel movimiento hizo que me diera cuenta de que tenía rígidos los dedos, de tan helados que estaban. No obstante, no presté atención al hecho y presioné sobre el disparador por segunda vez.

Justamente detrás del hotel había una parcela de terreno llano, cubierto de hierba, que tenia la forma de un triángulo. Para mis adentros, decidí:

–Ya he encontrado nuestro campo de aterrizaje.

Un estrecho sendero, que formaba un leve recodo, me hizo suponer que la pradera había sido aprovechada como pista de aprendizaje para los novatos en el deporte del esquí. Y se trataba de la misma parcela de terreno de que me había hablado mi "informador" de Roma. Naturalmente, tomé la tercera fotografía. Inmediatamente, di un fuerte puntapié a mi ayudante, para darle a comprender que ya era hora de que volviera a introducirme en el interior del aparato.

Guardamos, como si fuera un tesoro, la cámara fotográfica con las primeras vistas tomadas. No volví a entrar en calor hasta pasados varios minutos, y ello gracias a que mis compañeros me dieron fuertes golpes en el pecho, espalda y brazos”… (Transcripción de la narración de Otto Skorzeny, del rescate del Duce Italiano, Benito Mussolini, en 1943.

¿Cómo citar? Graell, E. & Del Moral, M. (s.f.). Ejemplo de Narración Histórica.Ejemplo de. Recuperado el 26 de Septiembre de 2023 de https://www.ejemplode.com/11-escritos/165-ejemplo_de_narracion_historica.html

Escrito por:
Ekhiñe Graell Larreta
Doctorado en Estudios Sociales
Universidad Autónoma Metropolitana
Mauricio del Moral Durán
Mauricio del Moral, fundador y creador de Ejemplo de, es un experto en enseñanza y un apasionado del ámbito educativo desde el año 2007. Ha dedicado una considerable parte de su vida profesional al estudio y al desarrollo de contenidos educativos en formatos digitales de alta calidad. Poseedor de una Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, Mauricio es egresado de la prestigiosa Universidad Intercontinental.
Última modificación: 2014-07-10

Últimos 10 comentarios

  1. Me podrían dar una idea de como hacer una carta pero basándome en un hecho​ histórico.

    Se los agradecería mucho.
    Por Carta 2017-04-23 a las 5:44:51
  2. Pues mi comentario es es que hagan un texto narrado de la biografía a través de la historia.
    Por Sebas 2017-03-02 a las 3:12:42
  3. Esto está muy bueno.
    Por tonto 2016-09-15 a las 15:53:24
  4. algunos hechos historicos de libertad
    Por bicentenario 2010-04-28 a las 23:56:19
  5. necesito mas ejemplos de archivos destruccion de los materiales y la conservacion de documentos.
    Por yanilsa 2009-10-08 a las 18:35:15

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