Otros Medios De Enlace

Tanto las conjunciones y las frases conjuntivas como los adverbios y los modos adverbiales sirven para enlazar los párrafos, o —como expresa Martín Vivaldi— "son elementos de transición entre las frases". Cuando faltan, el estilo suele resultar incoherente o incompleto. Veamos un ejemplo:
Los hombres se esforzaron en la venta; no lograron superar la competencia.
Falta aquí' el elemento de enlace (pero o sin embargo) para aclarar el sentido más importante, que es el adversativo o de oposición. Así:
Los hombres se esforzaron en la venta, pero no lograron superar la competencia.
También ocurre el caso inverso, muy común en la redacción general: se abusa de los medios de enlace al punto de convertirlos a veces en verdaderas "muletillas", con el lógico peligro de monotonía o mecanización. Incluso, es frecuente que se empleen expresiones como en consecuencia, por tanto, por ese motivo y similares, de un modo que carece en absoluto de sentido, por no atenderse a su significado. Ejemplo:
Estudiaron minuciosamente el asunto y decidieron cómo hacerlo; en consecuencia, estuvieron ocupados muchas horas...
(aquí, el haber estado ocupados muchas horas no es una consecuencia de haber estudiado y decidido sobre el asunto, sino todo lo contrario). La forma lógica sena:
Estudiaron minuciosamente el asunto y decidieron cómo hacerlo; para ello, estuvieron ocupados muchas horas...
Otras formas muy usuales son: por otra parte, por consiguiente, asimismo, en efecto, ahora bien, es decir, pues, puesto que, de modo que, de manera que, sin embargo, luego, además, también, no obstante, por ello, de esta manera, como consecuencia de ello, por esta causa, etcétera. En todos los casos hay que atender estrictamente al significado, para que resulten justificadas y correctas.
A veces, los dos puntos suplen perfectamente a los medios de enlace:
El negocio no prospera: convendría venderlo (suprimido: por consiguiente, de modo que, así que o cualquier frase consecutiva).
Esto es muy difícil: solicitaremos un técnico (suprimido: de modo que, por eso o similares).
El gusto estilístico moderno —con exigencias de agilidad, fluidez, concisión— desecha los párrafos complicados, retorcidos, cargados de nexos que atan ideas tras ¡deas en largos parlamentos.

En su época, el ameno escritor francés Anatole France decía a un amigo:
La más bella frase es la más breve. Las frases amplias y melodiosas comienzan por mecernos y acaban por dormirnos. Y en cuanto a las transiciones, hay que burlarse de ellas. La mejor manera de pasar de un párrafo a otro, sin que el lector lo note, es dar un salto ligero.