Ejemplos de Apólogo
El apólogo es un relato corto, en prosa o verso, escrito con intención didáctica y moralizante. Tiene un origen oriental, alcanzó una gran difusión durante la edad media, etapa en la que europeos y orientales intercambiaron gran cantidad de productos y costumbres.
El apólogo es una forma de narración escrita que moral a quien lo lee. Busca lo mismo que una leyenda. La diferencia central está en que, en los apólogos, los personajes no se ven representados por animales u cualquier otro tipo de objeto. Estos son personas.
Contenido del artículo
Características del apólogo
Lo primero que se encuentra en estos textos, es que están escritos en prosa. Busca una forma de expresión narrativa de tipo explicativa y las extensiones no son largas o extensas sino medianas. Además, no manejan un lenguaje complejo ni con tecnicismos. El lenguaje debe ser accesible y fácil de comprender para el lector.
Los relatos que se desarrollan se parecen escenarios y hechos reales, aunque es necesario señalar que no son precisamente historias de fantasía, sino que apela a situaciones reales y cotidianas. No olvidar que lo que se busca es enganchar al lector y le quede una enseñanza moral al final de la lectura.
Entre los más destacados y famosos apólogos se encuentran Calila e Dimna escrita en el siglo VIII y el Conde Lucanor, del Infante Don Juan Manuel escrito entre 1328 y 1335.
Aspectos principales del apólogo son las siguientes:
- La moral humana es su principal objetivo
- Los mensajes que da van dirigidos a ayudar y mejorar a las personas.
- Los temas se pueden presentar en la vida real
- Siempre tendrá a seres humanos como personajes
- Su escritura es principalmente en prosa
- Su extensión generalmente es de mediana a larga.
- Transmite un mensaje moral o educativo
Ejemplos de apólogo:
El sultán y el campesino
Cuenta la historia que un sultán salía de las fronteras de su palacio cuando, al cruzar por el campo se encontró con un anciano que plantaba una palmera.
Ante tal acto el Sultán le dijo:
Oh! Anciano ¡Que ignorante eres! ¿No ves que la palmera tardará años en dar sus frutos y tu vida ya se encuentra en el ocaso?
El anciano lo miró con bondad y le dijo:
¡Oh Sultán! Plantamos y comimos. Plantemos para que coman.
Frente a la sabiduría del anciano el Sultán, sorprendido le entrega unas monedas de oro en señal de agradecimiento. El anciano hace una pequeña reverencia y luego le dice:
Has visto ¡Oh Rey! que pronto ha dado sus frutos esta palmera…
El turista y el sabio
Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, con la finalidad de visitar a un famoso sabio.
El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
¿Dónde están sus muebles?, preguntó el turista.
Y el sabio, rápidamente, también preguntó: – ¿Y dónde están los suyos…?
¿Los míos?, se sorprendió el turista. ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!
Yo también…, concluyó el sabio. “La vida en la tierra es solamente temporal… Sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices”. ”El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables”.
Los ojos culpables
Cuento apólogo árabe
Cuentan que un hombre compró a una muchacha por cuatro mil denarios. Un día la miró y se echó a llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él respondió:
-Tienes tan bellos los ojos, que me olvido de adorar a Dios.
Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado, el hombre se afligió y le dijo:
-¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.
Ella respondió:
-No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.
A la noche, el hombre oyó en sueños una voz que le decía: «La muchacha disminuyó su valor para ti, pero la aumentó para nosotros y te la hemos tomado». Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada. La muchacha estaba muerta.
Ah´med ech Chiruani, H´adiquat el Afrah
Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, Cuentos breves y extraordinarios (1957), Barcelona, Losada, 2004, pág. 70
Sueño pasajero
De su época de pandillero arrastraba el pseudónimo: “Cloroformo” -porque durmió a uno de una patada-. Ahora, borracho irrecuperable, contentábase con comer cada noche de algún basurero.
Hurgando entre los desperdicios encontró el maletín. ¡Más de 100.000 dólares! Urgente fue a gastarlos. Cerró el cabaret, ordenó whisky para todos y pidió tres mujeres. Se emborrachó como nunca. Por supuesto, estuvo impotente.
Niños de la calle le robaron lo que le quedaba.
Tanta fue la vergüenza que prefirió morir por las torturas de los narcotraficantes que habían ocultado el maletín en aquel bote antes de revelar que había perdido todo.
Relatos de A. Galeano, A. Colussi
¿Cómo citar? Pichardo, A. & Del Moral, M. (s.f.). Ejemplos de Apólogo.Ejemplo de. Recuperado el 13 de Junio de 2024 de https://www.ejemplode.com/12-clases_de_espanol/1791-ejemplo_de_apologo.html
Últimos 10 comentarios