Janitzio
Durante las grandes migraciones de Mesoamérica, grupos étnicos denominados purépechas se asentaron en el Estado de Michoacán, algunos de ellos forjaron un gran reino que se mantuvo autosuficiente e incluso libre del imperio azteca.
El lago de Pátzcuaro tiene cinco islas: Jaráracua es la más grande, La Pacanda, Tecuene, Yunuén y Janitzio.
Una leyenda antigua, relacionada con la Cosmogonía, dice que el oro de Tiripame-Curicahueri, "El gran luminoso" (el sol), y la plata de Zaratonga (la luna), se fundieron y surgió así el lago de Pátzcuaro, del cual emergió la dama lunar convertida en "Flor de Elote" por eso en la isla llamada Janitzio, al alba y al atardecer las aguas reflejan los rayos solares y en las noches la luz lunar riela estremecida haciendo pequeñas olas. Esos dioses que simbolizan la luz, la belleza y el amor, también tienen el don de dar mantenimiento a los hombres, pues sus hijos son el pescado blanco y el charal.
La diosa lunar enseñó a las mujeres a hilar y a bordar su vestimenta de gran lucimiento y distinción. Las guares de Janitzio visten el guanengo, una blusa bordada en punto de cruz. El peso del ropaje obliga a que las mujeres caminen con firmeza y parsimonia. Por las noches la falda de una mujer es la cobija para toda la familia.
Los días primero y dos de noviembre, dedicados al culto de los antepasados, Janitzio se convierte en una hoguera por el resplandor de los cientos de velas que alumbran tumbas y altares. De acuerdo a la tradición, únicamente las mujeres deben entrar al camposanto a barrer los sepulcros y adornarlos con flores naturales y otras hechas con hojas de elote; las cruces y cristos se elaboran con pasta de maíz. -Mientras ellas cantan y lanzan lamentos agudos, los hombres en lontananza del lago en silencio, deben remar formando círculos o cruces con sus canoas aladas. Posteriormente hombres y mujeres se reúnen a comer corundas, pirichis y kurákatas con mole, caldo de pescado y atole.
Citado APA: Del Moral, M. & Rodriguez, J. (s.f.). Janitzio.Ejemplo de. Recuperado el 1 de Febrero de 2023 de https://www.ejemplode.com/33-geografia/915-janitzio.html
Comentarios
La diestra en lo alto,
a tu gloria exalto,
el puño en el cielo,
buscando un anhelo.
Isla de Janitzio
de la paz resquicio,
cabello de elote,
el lago tu escote.
Lugar de unos cuantos,
algunos muy santos,
de sangre lacustre,
territorio ilustre.
De Pátzcuaro orgullo,
Michoacán es tuyo,
México y el mundo
te siguen el rumbo.
Estás presente en la mente
del viajero, de la gente,
Jarácuaro y Urandén,
no sienten por ti desdén.
¡Porque engrandeces el sitio!,
porque estás desde el principio
al centro de la región
y en turismo eres bastión.
Desde arriba patos,
que vuelan muy gratos,
me dan bienvenida
hasta mi partida.
Te miro junto a Tecuena,
donde quise a mi morena,
bella Yunuen y Pacanda,
a esa virgen una manda.
Tu acuático lirio
querer con delirio,
como terso anzuelo
para un desconsuelo.
Mariposas redes,
quedo a sus mercedes,
mi enamoramiento
hasta el firmamento.
La barca se mece,
el verte enternece,
en el frente el faro
y un lecho preclaro.
Las boyas me guían,
pues en mí confían,
hacia vida aislada
por agua rodeada.
Cintilan las luces
de tu alrededor,
la corte de peces
se forma en tu honor.
Janitzio y montañas,
canto a sus hazañas,
bóveda celeste,
firmamento agreste.
De plata es la luna,
con figura de uña,
que, como ninguna,
tu destino acuña.
En comercio y pesca;
gente pintoresca,
amable, agradable,
¡que su casta hable!
Purépecha idioma
que el oído aroma,
lengua cantarina
que la voz afina.
Son blancas tus casas,
algunas grisáceas,
rojizas sus tejas,
focos candilejas.
Todo hermano visitante
se encariña en un instante,
de tus lindos rinconcitos,
de tus oleajes bonitos.
Cualquier alma apasionada
busca en ti cordial posada,
tierno amor a la medida
que no tenga despedida.
Muchas fiestas,
baile, orquestas,
la comida ni se diga,
¡Jesucristo te bendiga!
En noviembre, día de muertos,
brillan tumbas, frescos huertos,
redimidos corazones
con latidos de ilusiones.
Te llevo en mi pensamiento,
te lo juro que ya siento . . .
la ilusión de ver a Dios
antes de decir . . . ¡adiós!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Isla de Janitzio, Michoacán, 02 de noviembre del 2010.
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